El vaho de la mañana
cuando recién amanece el templo de los días
en su morada de invierno
guarda en el velo de los deseos
el regalo del iris
en su mirada de larga distancia
y fuego de hielo azul y claro
como un bosque de luceros
Deslumbra hasta el hálito
y llama con su mano apreciable
de hebras de amor y de resolución
al encuentro tácito de la piel
en la sublime gema de los aciertos
miércoles, 11 de mayo de 2016
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